El profesor Javier Hernández en la conferencia
En la Casa de Cultura de Daroca tuvo lugar la primera conferencia del ciclo Huellas del pasado. Jornadas formativas de la Celtiberia, organizado por la Consejería de Cultura de la Comarca Campo de Daroca y en colaboración con la Asociación de Amigos de la Celtiberia, a la que pertenecen todos los ponentes. El profesor universitario y escritor Javier Hernández Ruiz fue desgranando en esta primera conferencia en qué consiste la “Cultura celtibérica”, enmarcándola en el solar de la Cordillera (Celt)Ibérica. Fue esta una tierra de frontera desde los tiempos prerromanos en que se constituye la primera civilización que le da nombre, la celtibérica. Pero también fue muga durante el medievo entre el califato y las taifas andalusíes con los reinos cristianos, o entre éstos entre sí (Aragón, Castilla y Navarra) y hoy lo es entre comunidades autónomas y entre la España más poblada y la vaciada.
Esta condición de “extremadura” marcará históricamente a estas tierras con recursos naturales limitados y esa inseguridad que conlleva la frontera belicosa. De ahí que aquí surgieran estructuras democratizadoras en la Edad Media: los fueros de Extremadura y las cartas pueblas que promovió la Corona, los bienes comunales, los concejos, las comunidades de aldeas o de Villa y tierra, los “caballeros villanos”, etc. Precisamente El Cid encarna ese espíritu luchador y fronterizo que parece sacado de un western. Siglos antes los guerreros celtibéricos habían logrado fama en toda la península y más allá (campañas de Anibal) por su pericia. Soldados mercenarios procedentes de la frontera. Hoy día sus habitantes son resistentes en medio de la marginalidad, el olvido y la demostasia.
La Celtiberia es hoy un territorio de recursos limitados, que ha perdido los trenes de la modernidad, pero fue rico en el pasado y ahora su riqueza estriba en un patrimonio ecocultural de primer orden. Es el único territorio europeo que puede presumir de haber contenido en su seno cuatro culturas determinantes: la céltica y las tres del libro. Contiene espacios naturales y antrópicos muy bien conservados (algo bueno tiene la despoblación y la no industrialización) y un singularísimo patrimonio cultural: el mejor mudéjar del mundo, un relevante legado de arquitectura militar islámica, la mayor parte del románico porticado, los albores del renacimiento español, excepcional legado antropológico, etc.
Todo empezó con la cultura celtibérica de la Antigüedad, mucho más sofisticada de lo que cabría esperar de un pueblo “bárbaro”; una cultura que aporta una refinada metalistería (los cascos de Aratis), elaboradas cerámicas decoradas que nos hablan de la idiosincrasia céltica, panoplia guerrera con decoraciones exquisitas o el mayor legado escrito de la Antigüedad en lengua céltica. A ello se añadirán luego los primeros antropónimos euskáricos (estelas Tierras Altas de Soria), las glosas emilianenses, alguna de las estelas hebreas más antiguas, la mayor parte de la literatura aljamiada peninsular... O el imaginario literario que se forjó en la Edad Media (Mio Cid, Berceo, Arcipreste de Hita, Don Juan Manuel, Marqués de Santillana…) y que luego fue revivido por los románticos (hermanos Bécquer). Fue la Celtiberia el imaginario de la identidad española decimonónica (el mito de Numancia, la síntesis de iberos y celtas), del regeneracionismo (Costa, Machado, Galdós)…. La floración literaria del siglo XXI sobre temas celtibéricos o inspirados en estas tierras…
Un extraordinario legado natural, cultural, antropológico y de imaginarios que puede ser la base de un futuro que puede empezar a escribirse con el conocimiento del mismo, su divulgación y la valorización de todos estos activos patrimoniales, necesarios para un desarrollo sostenible y la necesaria proyección turística. En la era del acceso (Rifkin) la riqueza empieza en lo intangible. Estas jornadas van a servir para ese fin divulgativo que compromete a la Asociación de Amigos de la Celtiberia.